Cuando sufrió el ictus, Javier Rodríguez tenía 39 años y creía haber alcanzado su madurez personal. Casado, con dos hijos, alma de motero y fan del estilo heavy, sentía que tenía su vida encarrilada. Una noche, tras hacer horas extraordinarias en la fábrica, llegó a casa a las dos de la mañana. Se entretuvo preparando un paquete y se acostó con un intenso dolor de cabeza.
Su mujer cuenta que despertó hecho un nudo. Mientras esperaban a la ambulancia, entró en coma y así permaneció dos días, a los que siguieron otros 45 en la UCI y un proceso rehabilitador que aún hoy continúa. Al despertar, permaneció meses totalmente inmóvil, sin más posibilidad de comunicarse que el movimiento de sus ojos. Los médicos no albergaban ninguna esperanza.
Conoce su historia, en #ganasdevivir.

Volando en el ‘Javitonciclo’. Una historia de #ganasdevivir. Fotografía: Jesús Garzaron